La crisis económica ha dejado huella en los ciudadanos de un país castigado por el desempleo, pero las cicatrices de la recesión y el estallido de la burbuja inmobiliaria también son visibles en su paisaje. La escasa demanda de viviendas de nueva planta, los problemas de financiación e incluso el cierre o quiebra de inmobiliarias han salpicado el territorio nacional de esqueletos de edificios inacabados, proyectos de ambiciosas urbanizaciones que han quedado reducidas a kilómetros de calles asfaltadas sin vida y cimientos sobre los que solo descansa el peso de una gran incógnita: ¿Cuál es el futuro de estas inconclusas construcciones?

Un laboratorio o bicis a vela

Entre las propuestas que salieron de este seminario están la creación del primer laboratorio de España de resilencia. Es decir, un lugar para experimentar cuánto tiempo necesita el territorio para recuperarse después de haber sido dañado. Sería algo así como dividir la zona en tres: sobre una de ellas se actuaría, otra se terminaría de urbanizar y la tercera se dejaría tal y como está. De esta forma, se podría comprobar cómo actúan la naturaleza y el tiempo sobre cada una de estas zonas y comprobar la capacidad de recuperación del paisaje e investigar sobre la denominada resilencia.

 

Otro de los proyectos pretende vincular dos de las importantes rutas ciclistas que atraviesan la zona de La Muela para crear un espacio en el que los deportistas pudieran parar a descansar y avituallarse, así como aprovechar el viento de la zona para introducir una nueva modalidad de ciclismo, el ‘sail bike’ o ‘whike’: se trata de bicicletas reclinables o triciclos equipados con una vela que permite a los usuarios impulsarse con el aire. De esta forma, se realizaría un recorrido turístico y se usarían algunas de las instalaciones ya construidas para realizar la infraestructura necesaria para el alquiler de los vehículos o la venta de bebidas o alimentos. “Todo el mobiliario urbano de la zona está pensado para proteger a los habitantes del viento, así que pensaron en sacar partido de este elemento en lugar de huir de él”, explica el director del Observatorio de la Urbanización de la UAB.

 

 

Y, frente a los proyectos de índole experimental y deportiva, otro de los grupos propone la transformación del lugar en un ‘museo’ en el que se explicara qué ha pasado en España durante las últimas décadas en relación con el ‘boom’ inmobiliario y el sector de la construcción. Y qué mejor espacio que uno de los ejemplos vivos de este problema. “En muchos lugares de Europa hay un turismo ligado a hechos negativos, como puede ser el campo de concentración de Auschwitz”, apunta Muñoz, quien cree que además así se podría atraer visitantes para recuperar otros tres espacios expositivos que hay en la zona y que se encuentran cerrados, como son los museos de la vida, del aceite y del viento.

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